Hay que ver como se ha puesto la "clase médica" con la prescripción enfermera. Yo apuesto por dicha prescripción, pues tengo claro que los diplomados en Enfermería están plenamente cualificados para recetar un amplio conjunto de productos sanitarios de su competencia.
De la lucha de intereses no escapa ninguna profesión. Cuando otrora se alcanzó el gran hito de las consultas de Enfermería, el colectivo médico cargó contra tal decisión, que el tiempo ha demostrado acertada y eficaz. Pero también hay que decir que cuando apareció la figura del técnico de laboratorio de análisis clínicos y la sanidad pública aceptó a cogerla en su seno, el colectivo enfermero reaccionó en contra, igual que hicieron los médicos contra éstos... Así que menos victimismo y más positivismo: mirar hacia adelante y recibir las buenas nuevas.
Siguiendo la lógica profesional y laboral, la clamorosa ausencia de dietistas-nutricionistas en los diversos tipos de centros sanitarios públicos como los centros de salud, hecho que empieza a sonar anacrónico ante tanta modernidad, tendrá solución si se ceden consultas (¿de enfermería?) a estos nuevos profesionales, lo que a buen seguro no hará nada de gracia a los enfermeros.
Y, para terminar... tocaría hablar de la facultad de recetar determinados productos por parte de los dietistas-nutricionistas, derecho tan legítimo como el de las prescripciones enfermera o médica. Este es pues otro elemento de reivindicación por parte de tales profesionales emergentes. Aunque mucho me temo que se tendrá que esperar... a que abran primero los colegios profesionales.