jueves, 30 de abril de 2015

Estudios de nutrición con animales de experimentación

Recientemente se ha publicado, en una revista con factor de impacto, un estudio realizado con animales de experimentación (ratas) que concluye que las dietas hiperproteicas les producen daños cerebrales, según indican diversos marcadores de estrés oxidativo. Cuando leo esta publicación, y reparo en qué consiste exactamente la dieta administrada a las ratas, observo que se trata de una dieta al 45% de proteínas (10% al grupo control). Hay que tener en cuenta que la dieta equilibrada de una rata adulta consta de un 15% de proteínas, 80% de glúcidos y 5% de lípidos. Así pues, sus necesidades proteicas son proporcionalmente similares a las de los humanos.
Si a una persona adulta deportista de 70 kg de peso que consuma diariamente unas 3500 kcal le diéramos una dieta al 45% de proteínas, le estaríamos aportando 1575 kcal de proteínas, es decir, 394 gramos de este nutriente (5,6 g/kg peso). Para aportar esta cantidad, el sujeto debería consumir una ingente cantidad de alimentos ricos en proteínas. Como proporcionalmente el aporte de carbohidratos sería muy bajo en esta dieta, -los cuales aportarían unos 40 g de proteínas- está claro que se tendrían que consumir cantidades exageradas de alimentos proteicos al día para cubrir los 329 g restantes: por ejemplo, estos 329 g de proteínas (394-40) estarían contenidos en... 1645 gramos de carne o pescado aproximadamente. Si se le proporcionara la mitad de los 329 g en alimentos proteicos y la otra en suplementos de proteínas, habría que suministrarle unos 165 g en forma de batidos proteicos (unos 200 g de polvo del preparado)... a todas luces desmesurado e inviable.
En resumen: parece excesivo el aporte de proteínas a las ratas en este experimento, lo que pone en duda un mínimo paralelismo con las dietas hiperproteicas en deportistas.
Creo que la planificación de la investigación con animales de experimentación debe ser lo más racional y proporcionada posible. La utilización de megadosis de ciertas sustancias en animales viene de antiguo y es un clásico error de bulto metodológico. Me viene a la memoria la famosa investigación sobre carcinogenicidad de la sacarina en ratas... el equivalente de la dosis administrada de esta sustancia a estos animales en humanos sería simplemente hilarante. Aunque se demostró que la sacarina era cancerígena a las dosis utilizadas en animales de experimentación, los resultados nunca pudieron ser extrapolables a la dosis mínimas que toman las personas diariamente; por eso no se ha retirado el producto después de más de 20 años... a pesar de los lobbies del azúcar. Por cierto, estudios recientes sugieren que la sacarina podría ser anticancerígena...
Quienes realizan ensayos con animales saben que no pueden aplicar los resultados a los humanos... pero es tan tentador, que en investigaciones similares a la expuesta los propios investigadores acaban afirmando que la alimentación que recibieron sus ratas es equiparable a dietas como la Dukan. Lamentable.
Por cierto, el periodo de experimentación sobre las ratas de estos estudios duró 12 semanas. ¿Saben cuál es el equivalente a años de vida humana? unos 3 años. ¿Se imaginan darles a las pobres ratas la dieta Dukan en fase de ataque (programada para 7 días en humanos) durante 3 años y venga a hacer ejercicio de alta intensidad? Es todo tan ajeno a la realidad humana que simplemente se ha perdido el norte.
Uno en su casa puede experimentar con el sexo de los ángeles y arruinarse en el intento si así lo desea. Lo que me preocupa es que se estén dedicando fantásticos recursos materiales y humanos financiados con fondos públicos para llevar a cabo investigaciones que mañana acabarán siendo historia y que no llevarán a ninguna parte. Curiosamente, a estas alturas de la ciencia, sigue faltando rigor, racionalización y sentido común que operen adecuadamente en los sistemas de control y autorización de este tipo de investigaciones absurdas.
Aún me queda algo importante por decir: las investigaciones cuestionables como esta, realizadas con animales de experimentación atentan contra la ética de la investigación en animales, por mucho que el comité de ética de turno lo haya consentido.
Es cierto que también se aprende de los errores, pero hay errores que se pueden evitar porque se les ve venir de lejos. Que los árboles no te dejen ver el bosque es un viejo aforismo que los investigadores siempre han de tener muy presente.